GRACIAS, MAESTRO
Por JOSÉ LUIS GARCÍA en el Heraldo de
Chihuahua página 9A, el día 15 de mayo de 2011.
Hoy es el día.
Cada 15 de mayo dedico este espacio a quienes, con la frente en alto y sin queja
alguna, salen de sus casas para llegar antes de las ocho de la mañana a la
escuela, entrega, pasión, fuerza, esperanza; palabra exacta, regaño preciso...
enseñanza y humildad.
¿Cómo definir con exactitud al
maestro? Si pudiera, intentaría describir a los maestros y maestras que he
tenido a lo largo de mi vida, desde mi edad preescolar hasta terminar el
postgrado. Cada uno de ellos me entregó su tiempo y su corazón, porque de otra
manera no podría entender cómo una persona puede pasar seis horas de cada día de
la semana frente a un montón de niños o adolescentes que esperan ser guiados.
Se necesita corazón para ser
maestro, mucho corazón. Sin duda y como en todas las profesiones, podrá haber
quienes se equivocaron en la elección de su carrera, pero para ser maestro hay
que fregarse y lo digo con absoluto respeto.
"Porque esa es la intención de
este domingo: hacer solamente una reflexión simple de la complejidad de esa
profesión sin la que, hoy por hoy, estaríamos verdaderamente perdidos. Un pueblo
sin educación está destinado al fracaso y quienes se encargan de educar, no
pueden estar solos en esa tarea de construir el destino de una nación. "
Quienes hemos tenido la fortuna
de estudiar, sabemos muy bien que no existe el éxito sin un maestro, son los que
se paran frente al grupo y armados con gis, un libro y un pizarrón, van a
transformar la vida de un ser humano.
Hoy que vivimos una de las
peores crisis nacionales de seguridad pública, es el momento de valorar al
maestro, de ayudarlo, de no dejarlo solo en esa tarea de cambiar; porque
necesitamos hacer que las cosas ocurran y no podemos si dejamos que las aulas
también pasen a manos de quienes no respetan la vida.
Como padre de familia, no puedo
hacer discreto mutis en la tarea de educar. Mi responsabilidad no se termina
cuando dejo a mi hijo en la puerta de la escuela para que, a partir de ahí, se
haga cargo el maestro. Qué cómodo resulta que la parte que me corresponde,
empiece al salir de casa y termine al llegar a la escuela. Necesitamos, como
sociedad, como padres de familia, sumarnos hoy más que nunca con los maestros y
apoyar su titánica tarea porque nadie en este mundo puede ser autosuficiente.
De un tiempo a la fecha hemos
sido testigos, de cómo se han modificado las relaciones entre maestros y
alumnos, porque la misma sociedad ha presionado para que de alguna manera la
disciplina se relaje en los salones de clase; rechazo totalmente la violencia
como estrategia educativa, pero ya no le permitimos al maestro, ni siquiera,
llamarle la atención a nuestros hijos.
Hoy por hoy en las escuelas se
escuchan barbajanerías que ni en las mismas cantinas se oyen; alumnos retando a
los maestros, estudiantes amenazando a sus profesores, muchachos que sin el
menor recato son capaces de difamar y calumniar a sus mentores con tal de
salirse con la suya. Hoy por hoy tenemos maestros que no quieren ir a las
comunidades alejadas de las ciudades para no exponer su vida y estamos orillando
a los maestros a dejar de llamar la atención a nuestros hijos por miedo a que
sean denunciados ante las comisiones de derechos humanos a los mismos
sindicatos.
Estoy consciente de que hay
casos, insisto, como en todas las profesiones, donde la actitud de un maestro
entre cien mil, no tiene absolutamente nada que ver con la abnegación y entrega,
pero los otros 99 mil tienen la vocación de servicio y se entregan en cuerpo y
alma.
No podemos dejarlos solos, de
verdad lo comento: no podemos dejar a los maestros solos frente a un escenario
donde la modernidad se está confundiendo con el respeto, donde la actitud de
muchos alumnos se torna humillante en esa relación en la que a ti y a mí nos
enseñaron nuestros padres a ser diferente.
Cuando tú y yo llegábamos al
salón de clases (por favor, recuérdalo) nos poníamos de pie para recibir al
maestro y le decíamos buenas tardes o buenos días. Olvídate ya de aquella
expresión de "buenos días querido profesor".
No. El respeto se mostraba al ponernos de pie y mostrarle a esa maestra o
maestro, nuestra gratitud por estar ahí educándonos.
No acostumbro dar consejos,
pero hoy más que a los maestros, en este artículo quisiera hacer un llamado a
tus hijos, a mis hijos, a los alumnos que tengan la oportunidad de leerlo... un
llamado simple: respeta a tus maestros, porque las matemáticas no son tus
enemigos, el Español no escatima voluntades y las Ciencias Naturales son el
mejor camino para entender tu cuerpo.
Estimado niño, alumno,
estudiante: tu maestro es tu aliado, tu consejero, tu guía y tu ingeniero
constructor. Tu maestro está de tu lado, no quiere reprobarte ni busca venganzas
personales. Salúdalo, ayuda a que su día sea apacible, encárgate de hacerlo
sentir bien y dile que lo aprecias, que lo sientes tuyo y dale las gracias cada
vez que te despidas de él.
De ocho a dos de la tarde no es
un sacrificio para tu maestro estar en el salón de clases, es su obligación pero
también su pasión y su vida; el maestro te está dando vida para que tengas la
oportunidad de enfrentarte a los retos y a las oportunidades. Si el maestro
llega a la escuela de mal humor, no lo cuestiones ni te burles de su corbata o
de su vestido.
Es una persona que siente, que
vive, que sufre en casa como tú. Es un ser humano que sigue los mismos caminos y
pisa las mismas banquetas que tú. No está llegando al salón de clases para
ensañarse contigo ni para encontrar culpables de su mala jornada.
Un maestro es, el amigo sin
condiciones y es quien verá si tus ojos reflejan problemas en casa, temperatura,
o enfermedades y te va a cuidar cuando lo necesites; un maestro sabe si
desayunaste o te falta dinero para comprar un libro y ese ser humano que a veces
grita o a veces regaña, lo hace para llamarte la atención, no para sentirte
débil.
Esa maestra que tienes frente a
ti, duró varias horas en casa preparando la clase para que este día no tengas
problemas para comprender la historia o el inglés; ese profesor que te enfada o
que te está observando, sabe muy bien que está ahí para hacer que tú seas un
hombre de bien o una mujer responsable.
Estimado alumno: te invito a
que hagas un sencillo ejercicio: mañana lunes, cuando tu maestro llegue al
salón, ponte de pie y dale los buenos días. Dile que este día es especial y que
tendrás la mejor disposición de poner atención y, más que decirle esto último,
hazlo. Ese maestro será mucho mejor maestro si tú eres mucho mejor alumno.
¿Lo ves? Es una alianza. Una
alianza que no debe romperse y menos hoy, cuando el respeto se va perdiendo
entre las computadoras, el Internet o el Messenger. Es una alianza que nos debe
llevar a la cordialidad y al orden, antes de que sea demasiado tarde.
Un maestro quiere entregarte
una constancia de terminación de estudios, no una boleta con cincos. Ningún
maestro, en el mundo, desea terminar su ciclo escolar reprobando a todos sus
alumnos, pero la expresión de "me reprobó el profe" debiera ser "reprobé".
Ningún profe te "truena" ¡ninguno!, porque más allá de la sabiduría, está el
sentido común y el deseo de hacer que las cosas ocurran.
Estimado alumno: hoy que es un
día del maestro, estoy seguro de que
tienes un resentimiento con alguno de
tus profes. Mañana es la oportunidad de decirle que vas a cambiar, que vas a
mejorar porque necesitamos alianzas, alianzas de verdad, del corazón y con el
alma.
Maestro: hoy es tu día. Té
envío, desde esta modesta colaboración, mi reconocimiento y mi afecto, mi
aprecio y mi confianza. Confío en ti. No estás solo. La sociedad está contigo.
Mi abrazo sincero este día a todos los maestros y en especial a quienes fueron
mis maestros en el kínder Estefanía Castañeda, en la primaria "Manuela Medina"
de la secundaria estatal número 5, -i mis profes del Bachilleres 2, de la UACh
porque todos ellos hicieron que las cosas ocurrieran en mí. Y, de manera
respetuosa, mi felicitación a quienes me permiten compartir el sagrado espacio
del aula, a mis compañeros del Colegio de Bachilleres. Son solo cosas comunes,
Ten un buen domingo querido maestro y gracias. Gracias siempre.